Chocolate y San Valentín van de la mano en Japón donde, además de regalarlo en forma de bombones, los ‘chocoadictos’ pueden sumergirse estos días en una bañera comunal de cacao en la que, además de cuidar su piel, hacen dulces amistades.
La cultura de los balnearios, conocidos como ‘onsen’, es muy popular en Japón, un país en el que, además de mantener vivas las tradiciones durante siglos, sabe innovarlas y perfeccionarlas como pocos.
Estos días, además de las aguas ricas en minerales de los balnearios repartidos por todo el país, los japoneses pueden ponerse a remojo en un baño colectivo de chocolate, conocido por sus propiedades antioxidantes y especialmente bueno para la piel.
Esta inmersión en el llamado ‘alimento de los dioses’ es posible en el centro de spa ‘Yunessun’, situado en la región montañosa de Hakone, en la provincia de Kanagawa (centro de Japón), a unas dos horas del ajetreo de la ciudad de Tokio.
En Japón el consumo de chocolate es obligatorio el día de San Valentín, fecha en que tradicionalmente las mujeres regalan bombones a los hombres.
Gracias a este baño de chocolate, ya no se trata de quién le regala a quién – ni siquiera de si tienes o no pareja-, sino de sumergirse de la manera más literal posible en una de las sustancias más seductoras del mundo.
El complejo cuenta con tres bañeras redondas, llenas de una mezcla de agua con cacao y cada una de ellas con capacidad para albergar a una decena de personas.
Tres veces al día el ‘maestro chocolatero’ del spa, ataviado con un delantal de cocina, rocía a los ocupantes de las bañeras con chocolate líquido y son ellos los que eligen si se lo extienden por la piel, si lo utilizan para pringar al de al lado, o incluso, si se lo quieren comer.
Dicen que el chocolate produce felicidad y estimula el organismo y, a juzgar por las caras de satisfacción de los niños, padres, jóvenes y ancianos que se sumergen cada día en este baño de sensaciones, parece cierto.
Este concepto de baño colectivo en cacao es ‘made in Japan’, pero la llamada ‘chocoterapia’, basada en masajes y baños de cacao en partes concretas del cuerpo, ya se ha comenzado a practicar en todo el mundo.
En este caso, a los atractivos del cuidado estético, se le une la posibilidad de pasar un buen rato y hasta hacer amistades ‘bañadas en chocolate’.
‘Es una de las atracciones más exitosas de nuestro centro’, aseguró a Efe Yusuke Sato, encargado de ‘Yunessun’.
El cacao es sólo uno de los productos en los que el cliente se puede sumergir en este balneario, que cuenta con piscinas de café, de té verde, de vino tinto y hasta de sake.
En este caso, son de mayor tamaño pero la idea es la misma: agua mezclada con la sustancia en cuestión, que se rellena varias veces al día, para que los usuarios disfruten y se beneficien de sus efectos positivos.
Según Sato, el vino tinto tiene un efecto de hidratación de la piel y previene el envejecimiento, mientras que el café produce una sensación de recuperación de la fatiga y de relajación, a pesar de la cafeína.
‘Con el vapor el efecto de la cafeína o del alcohol disminuye y por eso podemos permitir que los niños también se bañen’.
En el caso del té verde, previene la aparición de arrugas en la piel mientras que el cacao, que contiene más de 800 moléculas con propiedades hidratantes, tonificantes y regeneradoras, hasta mejora la circulación sanguínea, según los responsables del balneario.
El día de San Valentín el chocolate volverá a ser protagonista en Japón y, en este caso, no se limitara únicamente a los enamorados.