Con motivo de la celebración, este sábado 22 de marzo, del Día Mundial del Agua, varias ONG han denunciado que aún hay 1.000 millones de personas en el mundo que carecen de acceso al agua potable, mientras que más del doble (2.600 millones, el 40% de la población mundial) no dispone de los servicios básicos de saneamiento. En consecuencia, más de 40.000 personas mueren cada semana en el mundo por enfermedades relacionadas con la mala calidad del agua. Los más perjudicados: las mujeres y los niños.

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Unos niños se bañan en un río contaminado al sur de Manila (Filipinas)

«Cuando la mujer no puede ejercer su derecho al agua, está también viendo negados gran parte de sus derechos como ser humano como son la salud o la educación, y se está contribuyendo de forma determinante a la feminización de la pobreza», denuncian desde Manos Unidas.

La organización incide en que «las mujeres están más expuestas a las enfermedades transmitidas por el agua y a la contaminación» y señala que la falta de acceso al saneamiento adecuado «impide a muchas niñas asistir a la escuela a partir de la pubertad, por falta de higiene y privacidad, con la consiguiente pérdida de oportunidades».

En la misma línea, Cruz Roja Española denunció que cada 15 segundos muere un niño de alguna enfermedad causada por esta falta de acceso al agua potable, el saneamiento inadecuado o la higiene precaria, siendo la diarrea su principal causa de muerte. Este mal es responsable del 21% de las muertes en niños menores de cinco años, es más letal que las guerras y mata cada día a 5.000 personas en el mundo.

La mejora de las instalaciones sanitarias y la promoción de medidas de higiene podrían reducir la mortalidad infantil en general y la relacionada con la diarrea, en uno y dos tercios, respectivamente. Ambas medidas contribuirían, además, a «acelerar el desarrollo económico y social en aquellos países donde el saneamiento precario es una de las causas principales de la pérdida de días de trabajo y escolaridad por enfermedad», señala.