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Cada vez más, las reservas de agua van cayendo, y las restricciones y penalizaciones por el abuso en su consumo crecen.

Debemos tener cuidado con la ducha, aprovechar el agua que sobra de lavar los platos para regar las plantas y un sinfín de artimañas para aprovechar este bien tan escaso.

Y es algo natural, ya que el agua es vital para nosotros porque sin ella no podríamos ni existir. Recuerdo que hace tiempo iba por la montaña y veía como en algunas de las cañerías que traen el agua a la ciudad había goteras. Pero cuan grande fue mi sorpresa al enterarme de que, incluso unos años más tarde, esa fuga de agua continúa activa.

¿Es justo que estemos pagando y teniendo restringido el acceso a lo que debería ser un derecho público por no saber conservar la tierra, siendo esta una herencia a nuestros hijos?