El baño de la EEI fabricado por los rusos hace 7 años y valorado en US$ 20 millones, ha dejado de funcionar correctamente. Todavía opera el receptáculo de desechos sólidos -para alivio de los astronautas- pero aún así no deja de ser alarmante.
El sanitario de casi 20 millones de dólares de la Estación Espacial necesita ahora una reparación de fontaneria.
El sistema colector de desechos se usa, básicamente, como un retrete normal. Pero, se hace circular una corriente de aire que transporta los desechos sólidos y los olores a un tanque séptico donde son almacenados.
El urinario es un embudo, que puede uno acomodarse, unido a un tubo flexible. Los líquidos son expulsados directamente al vacío del espacio, donde se evaporan. No así los sólidos. Los astronautas se deshacen de esta y otra basura utilizando naves de cargas vaciadas que los lanzan a 4.000 m. de profundidad en el océano Pacífico, en un punto situado a 3.900 km al este de Nueva Zelanda. Ahí se encuentra el mayor cementerio de basura cósmica del planeta con las heces espaciales.