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Se han preguntado cuánto gasta tener una bombilla encendida continuamente, si son iguales todas las bombillas o si consumen lo mismo todas las lavadoras… Son respuestas que cuando nos llegue la próxima factura de la luz seguro que vamos a tener que conocer.

Cada día consumimos más energía. En los últimos 25 años nuestro consumo energético se ha duplicado. Y es también la mayor causa por la que las emisiones de gases de efecto invernadero de nuestro país han aumentado actualmente en un 25% más de lo que nos estaba permitido bajo el Protocolo de Kioto.

Devoramos energía
Actualmente se consume en España más del doble de energía que en 1975, con unos incrementos medios en la última década superior al 5% anual.

Este crecimiento en el consumo energético no se ha traducido, sin embargo, en un crecimiento equivalente de la economía española por lo que la intensidad energética de nuestro país ha empeorado con respecto a años anteriores con respecto al resto de Europa, donde la tendencia general ha sido hacia una menor intensidad energética.

Los sectores de la vivienda y el transporte han sido los que más han incrementado su consumo en los últimos años. El consumo de energía por las familias españolas es ya un 30% del consumo total de energía del país, repartiéndose casi a partes iguales entre el coche privado y la vivienda.

España tiene una dependencia energética del 82%, por encima de la media europea, que es del 50%. En el caso del petróleo la dependencia es prácticamente total.

Cada hogar es responsable de producir hasta cinco toneladas de CO2 anuales.

Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía tenemos que encontrar el punto de equilibrio entre el confort y el consumo.

Las familias españolas, con sus pautas de comportamiento, son decisivas para conseguir que los recursos energéticos se utilicen eficientemente.

Hay que saber lo que se consume y hay que conocer la factura en detalle. Si se reduce la potencia, se reduce el gasto. Es imprescindible revertir la tendencia y frenar el crecimiento del consumo energético en nuestro país. Sólo así seremos capaces de desarrollarnos de forma sostenible y de cumplir con el Protocolo de Kioto. Y sobretodo no nos llevaremos disgustos cuando llegue la factura.

Consejos para el ahorro familiar
En la iluminación del hogar: Elegir bombillas de bajo consumo. Consumen entre un 80% menos energía y duran 8 veces más. Una lámpara de bajo consumo de 11-15 W a lo largo de su vida puede ahorrarnos alrededor de 68 euros. Además evitaremos la emisión a la atmósfera de casi media tonelada de CO2.

Evitar el uso desproporcionado de la iluminación, apagándola cuando no sea necesaria. Aprovechar al máximo la luz natural, mediante amplios ventanales, muros de pavés o colores claros y brillantes en paredes y cortinas. Cuando sea posible utilizar elementos térmicos en la construcción.

Mantener limpias las tulipas y bombillas, que pueden perder si no hasta la mitad de su luminosidad.

Instalar sistemas economizadores de energía, como reguladores de intensidad luminosa electrónica, lámparas con niveles de iluminación, transformadores electrónicos para fluorescentes o detectores de presencia.

Utilizar lámparas de luz solar: Se trata de unos tubos que transportan la luz del sol desde el tejado hasta unas lámparas ubicadas en el techo del interior de la casa.

Ahorro con los electrodomésticos: En nuestros hogares, los electrodomésticos son los grandes consumidores de energía. El 65% aproximadamente de la energía que consumimos se destina a ellos. Por eso, tener en cuenta algunas recomendaciones para la compra, uso y mantenimiento, que supondrá un ahorro energético y económico. Este último puede llegar hasta un 400 por ciento.

A la hora de comprar un electrodoméstico, hay que fijarse en la energía y el agua que consumen y optar por los de calificación A. El ahorro puede ser de 800 euros en diez años de vida del aparato.

Descongelar el frigorífico antes de que la capa de hielo alcance 3mm de espesor: se pueden así conseguir ahorros de hasta el 30%. Ajustar el termostato para que mantenga una temperatura de 6ºC en el compartimiento de refrigeración y 18ºC en el de congelación.

Al poner la lavadora o el lavavajillas ajustar al máximo la capacidad y con programas de baja temperatura. Ahorraremos energía y las prendas durarán más tiempo.

Ahorro de agua: Mientras nos lavamos los dientes o nos enjabonamos en la ducha tenemos que cerrar el grifo de agua.

Una ducha consume del orden de cuatro veces menos agua y energía que un baño.

Evite goteos y fugas de los grifos. El simple goteo del grifo del lavabo significa una pérdida de 100 litros de agua al mes. Existen en el mercado cabezales de ducha de bajo consumo que permiten un aseo cómodo, gastando la mitad de agua y, por tanto, de energía.

Los reguladores de temperatura con termostato, principalmente para la ducha, pueden ahorrar entre un 4 y un 6% de energía.

Una temperatura entre 30 ºC y 35 ºC es más que suficiente para tener una sensación de comodidad para el aseo personal.

Los sistemas de doble pulsador o de descarga parcial para la cisterna del inodoro ahorran una gran cantidad de agua.