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El agua es un bien cada vez más escaso. Se podría hablar del “oro azul”, un recurso que hasta la fecha ha sido poco valorado por muchos pero que en las próximas décadas será uno de los más importantes para el desarrollo y crecimiento de los países y la salud de la economía mundial. De hecho, el agua es uno de los temas importantes dentro de las actividades que se están llevando a cabo este año 2008, declarado por la UNESCO Año Internacional del Planeta Tierra y, además, constituye el objeto fundamental de la Exposición Internacional de Zaragoza.

En España, y en concreto en Andalucía, así como otras regiones del mundo donde la lluvia no destaca por su presencia a lo largo del año, se están llevando a cabo varias iniciativas para asegurar el abastecimiento de agua en épocas de sequía.

La Universidad de Málaga (UMA), consciente de este problema, ha creado el Centro de Hidrogeología (CEHIUMA), para dar respuesta a la demanda creciente de agua y a las necesidades científico-técnicas existentes, tanto de cantidad como de calidad, especialmente en el ámbito mediterráneo.

El Centro está integrado por el Grupo de Hidrogeología de la UMA, con 20 años de experiencia en investigación, principalmente en aguas subterráneas. Este centro colabora con el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), un organismo público de Investigación con gran trayectoria en este campo. Desde el CEHIUMA se lleva a cabo investigación científica y asesoramiento técnico sobre recursos hídricos, gestión de acuíferos, abastecimientos urbanos, calidad y contaminación del agua, y aplicación de directivas europeas en esta materia.

Según explica Bartolomé Andreo, responsable del CEHIUMA, la provincia malagueña es una “tierra rica en acuíferos”, es decir, en zonas del subsuelo con volúmenes de agua que pueden aprovecharse para el consumo humano, para regadío o para uso industrial. Dos problemas importantes a los que se están expuestos los recursos de agua son “la explotación excesiva y la contaminación”. La explotación incontrolada de acuíferos genera descensos del nivel freático, con el consiguiente agotamiento de manantiales o la afección a zonas húmedas. La utilización de abonos, el emplazamiento de residuos o la realización de actividades contaminantes y, en zonas costeras, la intrusión de agua marina, son algunos de los factores condicionantes del deterioro de la calidad.

Actualmente, el CEHIUMA está inmerso en un Proyecto de Excelencia de la Junta de Andalucía para conocer los recursos agua en un amplio sector de la provincia de Málaga y, así, estimar la cantidad de la que disponemos en caso de sequía. Además, otro de los objetivos es determinar la periodicidad de las sequías, para crear “planes preventivos de actuación”, afirma el responsable de la investigación.

Por otra parte, el CEHIUMA participa en un proyecto de la UNESCO y en otro del Ministerio de Ciencia e Innovación recientemente aprobado, para investigar en acuíferos formados por rocas calizas (como los de la Serranía de Ronda o la Cadena de los Torcales). “Se trata, añade Andreo, de saber cómo se produce la entrada del agua de lluvia y la descarga por manantiales, para conocer el funcionamiento de los acuíferos y, en el futuro, planificar un aprovechamiento sostenible de los recursos hídricos”. Estos proyectos permiten a los expertos estimar la distribución del tan ansiado recurso y, también, tomar medidas para ponerla a salvo.

La protección del agua es, precisamente, otro de los temas en los que se trabaja dentro del CEHIUMA, en colaboración con el IGME, para la implementación de las directivas europeas en este campo. En este sentido todo influye, como explica este investigador: la permeabilidad del terreno, el tipo de suelo y rocas y la facilidad de recarga de los acuíferos. Factores que son cruciales a la hora de comprender las características hidrológicas de cada zona. A partir de aquí, con estos resultados será posible el diseño de mapas de vulnerabilidad a la contaminación y perímetros de protección de las captaciones de agua subterránea, exigidos por la Unión Europea.

Junto con la investigación científica y el asesoramiento técnico, otro gran objetivo del CEHIUMA es la formación de técnicos e investigadores. Por ello, todos los temas anteriores y otros relacionados con el agua son objeto del Máster Oficial de Postgrado en Recursos Hídricos y Medio Ambiente (RHYMA) que ha puesto en marcha la Universidad de Málaga, con la colaboración de Públicos (UNESCO, IGME, Ministerio y Consejería de Medio Ambiente) y empresas privadas.

Recomendaciones
El agua subterránea de los acuíferos malagueños cada vez está más mermada. Bartolomé Andreo asegura que es fruto de la explotación excesiva, la poca conciencia social y la construcción desaforada de los últimos años. “A menudo se demoniza a los campos de golf que, con una gestión adecuada, podrían aprovechar aguas residuales depuradas. Sin embargo, las urbanizaciones colindantes elevan considerablemente la demanda de agua y pocas veces se hace referencia a ello”.

En lo que respecta a la asimilación de la escasez de agua, aún queda mucho camino por recorrer para que la ciudadanía lo asuma como un problema propio y acechante. “A pesar de los grandes esfuerzos hechos en modernización de riegos, resulta incomprensible que todavía haya zonas donde se siga regando de día en una región como Andalucía, que promedia los 30 grados de temperatura en verano”.

La reducción del tiempo y el caudal en la ducha, un mejor aprovechamiento en casa, desde el lavavajillas – que debe siempre ponerse a carga completa – hasta la cisterna, y un mayor control del llenado y vaciado de piscinas, serían, según recomienda este experto, medidas que permitirían paliar el uso excesivo de agua. “Un alto porcentaje del agua que debería estar destinada a abastecimiento de emergencia –en caso de sequía, por ejemplo- se está utilizando en condiciones normales”.

Sin duda, desde la Administración y la Unión Europea se está apostando por el estudio de los recursos para tener una gestión y previsión documentadas técnica y científicamente, pero todavía queda mucho por hacer. Los consumidores también deben aportar su grano de arena, aunque algunos todavía siguen viendo muy de lejos un problema tan acuciante como es el del oro del siglo XXI: el agua.