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Más que la crisis, lo que debe temer el ‘maná’ turístico español es el cambio climático. El aumento estimado de las temperaturas alterará el mapa y el calendario vacacional en muchas zonas, sean de sol y playa, sean de montaña y nieve. Y la elevación del nivel del mar afectará a numerosas infraestructuras costeras en las próximas décadas. Unas regiones ganarán, otras perderán, pero todo el sector debe prepararse para lo que viene.

Un estudio de la Fundación Empresa y Clima sobre los impactos de la crisis climática en el turismo español certifica que el calentamiento global influirá mucho, para bien y para mal, en el mercado turístico español. La Península Ibérica experimentará un incremento medio de su temperatura de dos grados hasta el año 2040.

Esta variación puede comportar «beneficios para el llamado turismo de sol y playa» preponderante en el litoral español, ya que el periodo vacacional se extenderá a otras estaciones, primavera y otoño.

Se registrará «una desestacionalización del turismo», señala Javier Martín Vide, catedrático de Geografía Física de la Universidad de Barcelona. Por lo tanto, la «actividad económica de sol y playa ampliará su marco temporal, aumentando la campaña en la que pueden acudir un número elevado de clientes». «El turismo puede seguir creciendo en España, si bien Valencia o Murcia, ya están casi al límite razonable», afirma. Además, Martín Vide cree que otra de las consecuencias motivadas por el aumento de la temperatura será el desplazamiento hacia el norte del flujo turístico, en busca de temperaturas cálidas pero sin el calor agobiante que hará en el sur.

«El Cantábrico, cuyas aguas se caldearán considerablemente, ganará puntos desde el punto de vista del turista que va buscando arenas y buen tiempo. El litoral cantábrico y el atlántico mejorarán sus tasas de ocupación turística, aunque también lo harán destinos europeos del Norte europeo que actualmente no gozan de confortables condiciones climáticas», asegura el catedrático de la UB.

Como ejemplo del clima que hará en España dentro de tres décadas, Elvira Carles, directora de la Fundación, subraya que «Barcelona será como la Málaga actual y la capital de la Costa del Sol será como Marraquech».