En este caso no se trata de una película, sino de una noticia real. En estos días se ha liberado en Canarias a una ballena rorcual tropical que había quedado atrapada en una maraña de cabos. Los cabos pesaban unos 40 kilos y se le habían hundido hasta 15 centímetros en la carne. La rorcual tropical, un ejemplar joven, presentaba menos peso de lo habitual en estos mamíferos unas 20 toneladas de peso-, lo que hace pensar en que llevaba varios días aprisionada entre los cabos, arrastrándolos a nado hasta que quedó inmóvil, exhausta, en las aguas de Lanzarote en las que fue descubierta por miembros de la Sociedad para el Estudio de los Cetáceos en el Archipiélago Canario (SECAC), que realizaban un censo de ballenas y delfines.
Hace dos semanas apareció otro rorcual en aguas de Gran Canaria. Había muerto aprisionado en una red de nylon que le había deformado el rostro. El plástico también se cobra las vidas de un alto porcentaje de tortugas que aparecen con restos de este material en el estómago. Las que no pueden ser liberadas por el SECAC mueren en una lenta agonía. Merece la pena pensárselo antes de tirar desechos al mar.