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El momento de la ducha es uno de los mejores del día, ya sea para refrescarse por la mañana o para relajarse después de una jornada laboral. Hoy os explicamos cómo influye la temperatura del agua en el cuerpo y en el estado de ánimo durante el baño.

Ducharse o bañarse con agua muy caliente (38-43 ºC) Origina fatiga muscular y sequedad en la piel, por lo que nunca hay que abusar del tiempo de exposición al agua a estas temperaturas.
Agua caliente (29-38 ºC) Es la temperatura perfecta para relajarse y para realizar los tratamientos enriquecedores con hierbas, minerales, aceites y aditivos aromáticos. Se puede estar un máximo de 20 minutos porque de lo contrario la piel se arrugará y se deshidratará. Cuando se encuentra justo en 38º es muy positiva para desentumecer los músculos y aliviar las contracturas de la columna o cervicales, sobre todo si tiene mucha presión.

Agua templada (24 -29 ºC) Relaja, reaviva y refresca cuando hace mucho calor. Un baño de una duración de entre 10 -15 minutos activa la circulación y alivia el estado de piernas cansadas además de mantener el cuerpo fresco durante las 5 horas siguientes.

Agua fresca (18-24 ºC) debe consistir en un baño de entrar y salir. Es muy adecuado para despejarse después de una dura jornada. Si se está dentro del agua más de 10 minutos puede causar entumecimiento.

Fría (menos de 18 ºC) Es muy estimulante, pero debe consistir en simplemente entrar y salir del agua, o para cambiar la temperatura al final de la ducha, no es recomendable prolongar más la exposición. Un buen consejo es mover los brazos y piernas bajo el agua fría, pues estimula la circulación y endurece los tejidos.

El momento del baño es también muy importante, si por ejemplo queremos empezar el día con vigor lo más recomendable es terminar la ducha con agua templada y fresca, porque anima y despierta. Si lo que queremos es relajarnos hay que empezar la ducha con agua templada y terminar con agua caliente para conseguir un sueño reparador.