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A partir de determinada edad y para evitar esfuerzos innecesarios, es más recomendable una ducha que una bañera. Las duchas de obra, directamente en el suelo, son las más idóneas. Pero si nos decidimos por una convencional, conviene que el acceso al plato de ducha tenga el mínimo escalón posible.
En casos de discapacidad o, simplemente para una mayor comodidad, podemos decantarnos por duchas que dispongan de un asiento, o adquirir esta pieza por separado. Los hay tipo banqueta y anclados a la pared (disponibles en ortopedia y tiendas especializadas).
Para aquellos que no quieran desprenderse de la bañera, también hay asientos especiales que mejoran la estabilidad. Hay de muchos tipos: puede estar fijado mediante ventosas, o apoyado en los bordes de esta, e incluso existen tablas y giratorios.

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