Muchos de nuestros baños son minimalistas, con muebles neutros en colores básicos. Espacios sobrios, quizás demasiado.
Hay un efecto curioso cuando se termina el invierno, al margen de que florecen las terrazas, los días se alargan, la gente parece salir de un letargo vital, ocurre un cambio en nuestra propia casa.
Instalados en el invierno, con cielos grises y unos periódicos que no paran de darnos malas noticias, uno necesita un poco de luz y color en nuestras vidas.
El indicador para saber si el agua de la ducha está a una temperatura correcta es la mano, que sufre calambres de agua heladora hasta fugaces quemazones cuando el agua sale demasiado caliente.
Hoy en día pocos cuartos de baño disfrutan de una luz natural, por eso es muy importante una buena planificación de la iluminación artificial.