Yo pensaba que eso de los impedimentos a la hora de entrar en la bañera era cosa de personas mayores. Hasta que el otro día, paseando por la calle, me caí de lleno en un socavón traicionero. Esguince en grado 1.
Es cierto, soy asturiana y me tira el terruño. Pero no se trata de eso, a los hechos me remito:
Mi tía Paqui, 63 años, se rompió la cadera al resbalarse en la bañera.