Las escaseces económicas nos obligan a buscar ideas creativas para suplantar los excesos en nuestra cuenta bancaria.
La tecnología ya es parte de nuestras vidas, tenemos cargadores de coche portátiles, nos sorprende un coche sin USB, las casas inteligentes cada día son más comunes y el baño no se queda al margen.
El efecto Ikea ha provocado una reacción cada vez más común y es intentar personalizar nuestra casa.
El afán de personalizar nuestros espacios no tiene fin, y el cuarto de baño no deja de ser un espacio en el que queremos plasmar nuestros gustos.
Vivir en un mundo globalizado tiene muchas cosas positivas, pero otras negativas, como encontrarte a varias personas vestidas iguales en una fiesta o llegar a casa de un amigo y que tenga tu mismo sillón.