Si hay algo que me obsesione más que los gadgets son las bañeras llenas de gadgets. ¿Acaso hay algo mejor que una tarde en la bañera con un taza de té caliente, un iPod con música de Jack Johnson y unos cuantos patitos de goma? Yo digo: ¡NO! Ésta es una de las últimas creaciones de Philippe Starck para Duravit, una compañía que hace bañeras tan chulas como ésta. Está hecha de plástico acrílico y se asienta sobre madera o guijarros para que, si se sale el agua, caiga suavemente a un desagüe oculto. La bañera quedará hecha unos zorros después y al final terminará oliendo, pero con la pasta que debe costar, seguro que el que se la compre tiene alguien para que le deje todo como los chorros del oro. El grifo, también diseño impecable (de Starck, claro), pero lo mejor es un sistema que produce rayos de fotones (es decir, luces) para darle a todo el conjunto un aire de bañera espacial y flotes en la calma total, supuestamente con el resto del baño a oscuras.