El plato de ducha recupera su protagonismo dejando atrás el formato tradicional -normalmente cuadrado y de pequeñas dimensiones- y adaptándose a las exigencias de los consumidores, que apuestan por espacios de ducha amplios y cómodos proporcionados por platos rectangulares y angulares.Otro de los aspectos sobre el que los expertos en baños llaman la atención es el mimetismo de los platos con respecto al suelo. Antes, era habitual que los platos tuvieran un perfil o grosor de unos 12 cm aproximadamente. Sin embargo, la belleza de las duchas de obra unida a las limitaciones económicas que impiden construir una, hizo que proliferaran los modelos extraplanos: «se tiende a colocar los platos de ducha a ras de suelo o encastrados, de manera que conseguimos una zona 100% accesible y 100% integrada dentro del espacio», aluden los especialistas. Cuando se apuesta por un plato de apoyo sin encastre, no se deja al azar la estética, pues abundan los ejemplos montados sobre algún soporte, como acero o corian.