La nueva crecida del Ebro obliga a desaguar y añade emoción a la recta final de la Expo

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Las últimas lluvias están elevando notablemente los caudales en la cuenca del Ebro, que anoche iba camino de superar los 1.100 metros cúbicos por segundo a su paso por Castejón, en Navarra, y obligaba a la Confederación Hidrográfica a abrir las compuertas de distintos embalses que ya se encontraban próximos al 100 por cien de su capacidad.
En Zaragoza, todos los ojos están puestos en la futura Expo 2008, que abrirá sus puertas al público el próximo día 14. Las lluvias -que han retrasado trabajos como el asfaltado, que se tiene que realizar en seco- y la crecida que se espera en las próximas horas -que podría afectar a zonas bajas del recinto-, añaden dramatismo a la carrera contra el reloj en la que trabajan los operarios.
De hecho, el presidente de la sociedad organizadora, Roque Gistau, reconoció ayer que se ha tenido que contratar a más obreros para compensar las demoras que ha ocasionado la meteorología.
La Ley de Murphy
El propio Gistau aludía hace unos días a la Ley de Murphy, según la cual se da la circunstancia más negativa de las posibles, para referirse a la situación que vive la Expo y los datos le están dando la razón: desde 1935 no ha habido en Zaragoza una primavera más lluviosa que la de este año, que coincide con la finalización de los trabajos de la Muestra Internacional, recordaban ayer fuentes de Expoagua.
La crecida en el Ebro ha generado ciertos retrasos en la retirada de las penínsulas construidas para la ejecución de los puentes y en la recta final de los trabajos del recinto, consistentes en la urbanización y acabados. Así mismo, el nivel de agua ha afectado a los accesos al Club Naútico, al escenario del espectáculo fluvial y a las filas inferiores del graderío del frente fluvial, explicaron las mismas fuentes.
En todo caso, Gistau negó que hasta su despacho haya llegado ninguna «alerta roja» y la organización garantiza que las lluvias caídas durante los últimos días «no impedirán que todo esté listo para el próximo 14 de junio».
Las precipitaciones en buena parte del Pirineo se han situado en los últimos días entre los 60 y los 100 litros por metro cuadrado y, como consecuencia, para la pasada madrugada se esperaba una punta de entre 1.100 y 1.200 metros cúbicos por segundo en el Ebro a la altura de la estación de aforo de Castejón -caudal similar al de la crecida del pasado marzo-, mientras que a Zaragoza llegará con entre 1.000 y 1.100.
El nivel de los embalses en la cuenca del Ebro se encuentra en el 78,9 por ciento de su capacidad total, un 3,8 por ciento más que la semana pasada. La Confederación habla de «un claro aumento de las reservas, especialmente en la margen izquierda».
Varios de los principales pantanos se encuentran casi al 100 por cien, por lo que ayer se desembalsó en Yesa, en los del Gállego -Búbal, La Peña, Ardisa, Sotonera-, en el sistema Mediano-El Grado (río Cinca) y en Oliana y Rialb, además del sistema Mequinenza-Ribarroja, en el Bajo Ebro, que dejaba correr aguas abajo más de 2.100 metros cúbicos por segundo.