Benedicto XVI saluda al personal del hospital de Parini Aosta.
El viernes pasado, el papa Benedicto XVI tuvo que ser intervenido por una fractura en la muñeca causada por una caída en el baño de su residencia de vacaciones en las montañas.
Siete horas de hospital para someter a una persona de 82 años a la reconstrucción de los huesos de la muñeca. Y aún tenemos que agradecer que tuviera tan buena suerte protección divina, suponemos- y no sufriera una lesión en la espalda o en el cuello.
Hubiera sido tan sencillo como cambiar la bañera de su chalet de vacaciones por un plato de ducha sin barreras de entrada, con apoyos y asideros que le ayudaran a salir y entrar. Hasta con su taburete para ducharse cómodamente sentado y sin riesgo de mareos.
Una llamada a Securibath y en 24 horas podría haber estado disfrutando de su nueva ducha, sin obras molestas. Quizá el Papa no dispone de tan buenos asesores, pero tú sí. ¿A qué esperas para llamar?