Son muchas las razones por las que cambiar la bañera por un plato de ducha es una decisión inteligente: porque un plato de ducha ocupa menos espacio en el cuarto de baño, porque ducharse es más ecológico y económico, ya que permite ahorrar hasta 150 litros de agua frente a bañarse, por seguridad…
Desde el punto de vista de la salud, la ducha es más beneficiosa que el baño. Se suele decir que el baño tiene efectos relajantes, pero hoy en día existe la posibilidad de instalar tu propia columna de hidromasaje en casa y relajar todas las terminaciones nerviosas de tu cuerpo al final de un largo día de trabajo.
Además, el baño en la bañera dificulta la circulación sanguínea, por lo que está contraindicado para personas con problemas circulatorios, retención de líquidos o tensión baja. Una ducha entre templada y fría que comience en los tobillos y vaya ascendiendo, es una sencilla medida de prevención para evitar las varices o los tobillos hinchados. Además, tonifica la musculatura y devuelve la elasticidad a la piel. ¿Se puede pedir más? ¡Ducha ya!