En el tiempo en el que nos encontramos, ya no sirve tener un cuarto de baño con una ducha normal y corriente. Cada vez más sentimos ésa presión por lo sofisticado y diferente, lo que distingue a un simple baño de un plato de ducha ultramoderno, con todo tipo de avances y un diseño muy cuidado. La funcionalidad basicamente es la misma, un aparato que dispensa agua para asearse. Pero algo cambia en el consumidor, él no elige ése producto para una necesidad básica, sino simplemente porque se trata de algo «cool» que no puede dejar de tener.