Esta es una de las grandes preocupaciones de todos los mortales, cómo hacer para sobrellevar la dosis de polvorones, comilonas, reuniones familiares, roscón de reyes y demás joyas culinarias atiborradas de calorías que provocan llanto cuando nos subimos a la báscula del baño después de las fiestas.
Bien, a continuación, una serie de consejos básicos para controlar los efectos colaterales de las navidades. Empezando por el alcohol, en estas fiestas se abusa de él es importante aumentar el consumo de líquidos para combatir el efecto deshidratante del alcohol. Zumos de frutas y bebidas isotónicas, por su contenido en minerales.
Para evitar la resaca y contrarrestar una noche de excesos, es muy importante tomar mucho líquido, especialmente en forma de tisanas con plantas que contribuyen a la depuración interna. Lo más aconsejable es tomarlas entre horas. 2 y 3 litros de líquidos acalóricos como caldos desgrasados, agua e infusiones como el té verde o rojo para ayudar a tu cuerpo a eliminar las toxinas de los excesos de estos días.
Otro consejo importante, “ley de compensación” si comes un plato muy calórico, opta por compensarlo con uno más Light pescado a la plancha o al horno acompañado de ensalada o verduras y de postre, fruta fresca. Evitar es casi imposible pero si al menos intentar consumir con mucha moderación los dulces típicos de la navidad: los turrones, mazapanes… por su alto contenido en azúcares y grasas. Pueden ser sustituidos por frutos secos (nueces, almendras, etc.) o frutas desecadas (orejones, ciruelas, etc.) que contienen grasas buenas y azúcares de la fruta (la fructosa), que en exceso son fuente importante de calorías.