Los amigos del blog Conversaciones de Cafe, han publicado un interesante post, por el que les felicitamos y que reproducimos por su interés.
¿Vivir sin agua? ¿No poder abrir la llave y escuchar y sentir el vital líquido? Suena a película de ciencia ficción, pero esto que en algunos países suena a posibilidad es una lamentable realidad para millones de personas y amenaza con convertirse en una condición para la mayor parte de los habitantes del planeta. No en balde se dice que las guerras del futuro serán por agua, no por petróleo ni por tierras.
¿Cómo tratamos el agua y para qué? La gestión del agua, tal cual, es fundamental para la producción mundial de alimentos. Un acceso fiable al agua incrementa la producción agrícola, ofrece un suministro estable de numerosos productos agrícolas decisivos e ingresos más altos en las zonas rurales donde viven tres cuartas partes de las personas que sufren hambre en el mundo. Se dan sequías e inundaciones, y a esto debemos sumar el manejo inadecuado de este recurso en muchos países.
México, por poner un ejemplo, es un excepcional caso del mal manejo. La tratamos como si tuviésemos fuentes inagotables del líquido, no lo reutilizamos. La Ciudad de México, la principal consumidora en el país, no la recicla y la solución desde hace más de veinte años ha sido, literalmente, «hacer más grandes los tubos de entrada de agua y traer más» que ver la manera de reutilizarla, para entre otras cosas, evitar el creciente hundimiento de la ciudad.
Como vemos, el uso, administración, gestión y manejo del agua es una cuestión que nos afecta a todos y cada uno de los habitantes en el planeta. ¿Es problema de los gobiernos? Por supuesto, pero también es responsabilidad de los ciudadanos y habitantes informarnos al respecto, interesarnos por el tema, tomar conciencia del asunto, ver de que manera podemos contribuir desde la esfera privada e individual en el mejor manejo, administración y uso de la misma y saber qué exigirle a nuestros gobernantes para que tomen cartas en el asunto.