Si decidimos cambiar la bañera por un plato de ducha, se abre una nueva dimensión para nuestro baño. Ahora con SecuriBath y sus platos de ducha Compact de reducida profundidad y con un montaje a ras del suelo sin barreras, nos garantizámos un acceso muy fácil.
En la ducha, planificamos la jornada, pensamos en el trabajo, en la familia, en los problemas personales… La ducha se ha convertido en un espacio reservado a la intimidad que aprovechamos, por encima de todo, para practicar sexo. Esta es la conclusión que desprende el I Estudio sobre Hábitos de Ducha de los Españoles elaborado por GROHE.
Aunque todavía haya quienes -muchos- prefieran entonar cada mañana la misma retahíla de canciones (la mayoría se decantan por el pop español… -quizás por eso de que no se nos da demasiado bien el inglés-); sorprende gratamente que, cada vez más, los españoles elegimos la ducha como lugar ideal para hacer el amor. Sobre todo las mujeres que, a pesar de registrar un porcentaje inferior a los hombres (el 26,7% frente al 42,2%), sí que reconocen su afición por el sexo ‘acuático’.
Otros -¿más comedidos?- eligen la ducha, sí, pero como una especie de ritual que, a veces, sirve de prólogo y, otras, de epílogo. Así, el 47,8% declara que prefiere tomar una ducha antes de hacer el amor y el 64,8% lo hace después.
Luego están los que ni por asomo, un 77,9% de los encuestados, se les ocurriría compartir ese momento de placer y relax. Del mismo modo que el 57,3% señala que siempre cierra la puerta del cuarto de baño y un 33,6% afirma que no le gusta nada que le vean mientras está en la ducha.
En cuanto a la higiene, parece que no andamos mal: tres de cada cuatro españoles declaran ducharse al menos una vez al día. Aunque, claro, con tanto abstemio…
Siguiendo los datos de la encuesta realizada por esta empresa de griferías, además de la necesidad de higiene, también nos solemos duchar por placer y para relajarnos.
Muchas veces las parejas olvidan lo divertidas que son las duchas juntos, sentir el cuerpo del otro tan cerca y suave por el jabón. Además generalmente las duchas son sitios que se prestan al contacto físico, y el roce hace al cariño.
Creo que el problema principal en estos casos es la falta de espacio, añadido a que la bañera es un sitio más que peligroso y que haciendo el tonto te puedes romper tranquilamente la columna en cuatro partes.
Volviendo al tema: es muy placentero que alguien más te enjabone la espalda y ayudar a tu pareja a aclararse el pelo, mientras tienes una visión privilegiada de toda su anatomía.