Es obvio que el agua es indispensable para la vida. Resulta sorprendente que, aún siendo así, la Declaración Universal de Derechos Humanos no menciona el derecho de esta fuente vital para todos los seres vivos. Se estima que casi 900 millones de personas no tienen acceso a ella, y casi 4.000 niños mueren cada día por problemas vinculados al agua y al saneamiento.
Mientras esto sucede, en el llamado primer mundo la concienciación por el ahorro del agua va en aumento, pero no lo suficiente. Es una patata caliente que se tiran unos países a otros y que de un momento a otro estallará en nuestras manos.