En una situación de microgravedad como la que se vive en el espacio, los astronautas, en lugar de utilizar nuestra ducha convencional, utilizan una simple esponja para el aseo. Esta forma de limpieza, además de ser obligada por la gravedad que existe fuera del planeta -que impide que el agua fluya con normalidad- es también una medida de ahorro. También utilizan un champú que no necesita enjuagado, ayudándose primero con una toalla con la que se frotan y otra que posteriormente utilizan para secarse, eso sí, siempre evitando que queden cabellos en ésta, ya que supondría un riesgo para toda la tripulación, quedando suspendidos en el aire y provocando accidentes por inhalación o por atascamiento de los conductos de ventilación.