Hay un realidad en la vida, y es que nunca jamás vas a limpiar la casa como lo hacia tu madre, ni la ropa, punto. A partir de aquí podemos intentar descubrir trucos de aproximación a los espacios brillantes y pulidos en los que hemos crecido. Probablemente el baño sea, junto con la cocina, uno de los espacios más ingratos para la limpieza y sin embargo, qué agradable es entrar en un baño limpio. Hoy hemos decidido dar una serie de consejos para hacer una limpieza en condiciones y no “una pasadita de trapo”
Primer paso retirar los objetos de aseo personal y objetos que molesten para limpiar, de paso nos deshacemos de aquel bote de champú agotado desde hace semanas. Siguiente es el inodoro: echar lejía, dejando que actúe un rato, mientras tanto puedes barrer el suelo. A continuación hay que limpiar los azulejos, en general las paredes, que pueden estar revestidas con azulejo o con otro material, cuidado de no utilizar productos demasiado corrosivos. Los grifos deben ser limpiados con desinfectante pieza por pieza limpiando cada uno de los elementos principales del cuarto de baño, igual que la ducha o bañera. Si hay manchas de óxido habrá que buscar un limpiador adecuado, el agua fuerte limpia todo tipo de manchas pero si se abusa de utilizarla acaba por estropear el esmalte de las piezas.
El lavabo debe ser limpiado utilizando un cepillo de dientes o similar para las uniones y las esquinas. Aprovechamos también para limpiar el espejo, con un paño que no suelte pelo, o con papel de periódico que es ideal para darle brillo. Finalmente limpiamos el inodoro, con la lejía que ya ha hecho su efecto aún nos queda frotar, pero conseguir que quede limpio será así de lo más sencillo. Para rematar hay que fregar el suelo para que el baño quede impecable, preferiblemente con agua caliente y un poco de jabón, el agua caliente es mejor para disolver manchas que la fría.