La expresión “tirar de la cadena del wc” hace ya tiempo que se quedó anticuada. Raros son los sitios en los que te encuentras con cisternas suspendidas, ya es un objeto casi retro. Desde hace tiempo hay una nueva opción a la cisterna adosada, la más común todavía, y es la empotrada. Te damos algunas claves.
Si estás pensando en una reforma del baño o hacer algún cambio, las cisternas empotradas pueden ser una gran opción a contemplar ya que pueden acompañar a cualquier tipo de inodoro apenas ocupan espacio unos 10 cm. Lo único que se aprecia de la cisterna empotrada, una vez encajada en el tabique, es el pulsador, ya que la superficie se alicata como el resto del cuarto de baño. Para casos en que no es posible empotrar la cisterna, existen modelos que dejan a la vista una gran placa frontal plana de cristal de apenas unos centímetros de grosor, muy decorativa, que es una solución intermedia entre la clásica gran cisterna de loza y la cisterna oculta.
Otra de las dudas más comunes de aquellos interesados en instalar una cisterna empotrada es qué pasa cuando se estropea. Lo cierto es que nadie quiere tener que mover un tabique por una avería. En este sentido no hay que preocuparse ya que están preparadas para acceder a su mecanismo a través del pulsador. Así ocurre con los modelos de Geberit, uno de los principales fabricantes de este tipo de equipos.
Si que es verdad que se trata de una elección menos económica que un inodoro de gama media con cisterna, pero también es cierto que se trata de una soluciónn mucho más estética.