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El bikini es una de las prendas de baño más usuales actualmente en las playas de todo el mundo. Y en 2008 está de enhorabuena, porque se cumplen 62 años de su invención.
Fue el 5 de julio de 1946 cuando el ingeniero Louis Reard inventó el bañador de dos piezas, una innovación y una provocación para los hábitos de la época. Bautizó la prenda con el nombre de «bikini», porque ése era el nombre de un atolón del Océano Pacífico, donde Estados Unidos hizo explosionar la primera bomba de plutonio. El bikini era tan explosivo como la misma bomba que se lanzó sobre el atolón, y de hecho fue prohibido por muchos países y condenado por autoridades religiosas.
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La primera presentación del bikini se realizó en París, y fue una bailarina de teatro de revistas, Micheline Bernardini, la que lo lució, porque Louis Reard no logró que ninguna modelo profesional aceptase lucir el traje de baño más pequeño jamás ideado. Y es que el simple hecho de mostrar el ombligo ya era toda una provocación en la época.
Sin embargo, más que una invención fue un redescubrimiento. Ya en la antigua Grecia se utilizaban bañadores de dos piezas, y algunos mosaicos romanos del siglo IV muestran a mujeres haciendo gimnasia, llevando lo que hoy llamaríamos bikini. Eso aparte de la vestimenta tradicional de las mujeres en las islas del Pacífico, que lo llevaban sin saber su nombre.

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La popularidad del bikini se disparó en la década de los 60, y muchas estrellas del celuloide han pasado a la posteridad mostrando su figura con el bañador de dos piezas. Úrsula Andress, a quien vemos en la imagen de arriba, fue una de las mujeres más deseadas del mundo tras la escena de «James Bond contra el Doctor No», en la que salía del agua en bikini. También Raquel Welch, con su bikini de piel de mamut en «Hace un millón de años» sentó cátedra, y Marilyn Monroe quiso lucir su palmito en bikini, en una instantánea que creó locura colectiva en los seguidores de la actriz.

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En realidad el bikini fue una evolución lógica del tradicional bañador. Sin embargo, pocos conocen que la costumbre de bañarse en playas no apareció hasta finales del siglo XVIII. Fue el rey Jorge III quien comenzó a frecuentar las playas de Weymouth en Inglaterra, y se empezó a instaurar el hábito.
No obstante, hasta 1822 no hay constancia del baño de una mujer, y fue una francesa, la duquesa de Berry, la que se metió, totalmente vestida, en la playa gala de Dieppe.
Ya en 1890 surgió el primer bañador, hecho a base de camisa, pantalón y calcetines, tanto para el hombre como para la mujer. Hasta 1915 no desaparecerían los calcetines del traje de playa, aunque las mujeres seguían utilizando camisones, camisas largas y faldas para el baño. Los hombres ya podían lucir sus piernas con pantalones cortos.
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En 1930 surge lo que podríamos calificar del primer bañador femenino. Eso sí, los pantalones tenían que cubrir obligatoriamente los muslos. La prenda estaba hecha de lana, y al mojarse podía pesar más de tres kilos. En esa época la añorada Coco Chanel puso de moda entre las mujeres el bronceador de rostro.
En 1946 surgió el bikini, y en 1960 apareció la lycra, una fibra que puede ser tensada y estirada hasta agrandar su tamaño seis veces. Gracias a la lycra empezaron a fabricarse los primeros bañadores elásticos.
En 1964 es un estilista californiano, Rudi Genreich, el que da una vuelta de tuerca inventando el topless o monokini. En principio era un bañador negro sostenido por dos tirantes, que dejaban al descubierto el pecho de la mujer.
El tamaño de las prendas cada vez se iba reduciendo más, y en 1974 puede considerarse que aparece el tanga. El lugar, como todos podemos imaginar, fue Brasil, y su inventor, el italiano Carlo Ficcardi.