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Cada noche, 100 millones de japoneses dedican unos minutos a su bienestar sumergiéndose en el ofuro, una tina de madera que contiene agua a unos 45oC. El padre de familia es el primero en bañarse, seguido de los hijos varones, la madre y las hijas.
El protocolo ancestral indica que hay que sumergirse en el ofuro tras asearse en la ducha. Así, el agua limpia se puede compartir entre los miembros de la familia.
Este baño combate el insomnio y la artritis y favorece la secreción de endorfinas (las hormonas de la felicidad).
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