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Sus ingredientes naturales, originales diseños y deliciosos aromas, nos conquistan.

De un tiempo a esta parte, los jabones artesanales no faltan en cualquier tocador que se precie y comienzan, incluso, a desbancar a los geles de ducha. Sus ingredientes naturales, originales diseños y deliciosos aromas nos conquistan. Redescubre este clásico de la belleza con fórmulas para toda la familia.

Ya puede desterrar el mito de que las pastillas de jabón resecan la piel, porque las fórmulas tradicionales, que cada vez más fabricantes recuperan, huyen de los ingredientes químicos y priman las bases y los ingredientes naturales, como los aceites de palma, la glicerina o las mantecas de karité y cacao.

Más coquetos que un enorme bote de gel familiar y también más ecológicos, ya que su empaquetado es mínimo y habitualmente de papel, los jabones recuperan su lugar en el baño con una oferta que abarca un sinfín de aromas, formas, texturas y funciones: no sólo limpian, sino que también decoran.

No en vano, el jabón es uno de los productos de higiene personal más antiguos del mundo y figura entre los productos que usaban muchas de las antiguas civilizaciones, entre ellas la romana y la egipcia, aunque obviamente en versiones más rudimentarias y menos sofisticadas que la actual.

También cobran fuerza desde hace unos años los aromas tradicionales, limpios y frescos que recuerdan a la infancia.

La oferta es tan amplia que antes de que se lance a comprar jabones por docenas, tenga claro qué es lo que busca: puede ser un jabón de ducha con un olor agradable para toda la familia, uno facial, o uno de forma y color atrayentes para los más pequeños de la casa.