20 minutos de agua caliente, quince céntimos. Es lo que cuesta darse una ducha en la Casa de Baños de Embajadores. Un lugar al que acude gente sin hogar, gente que tiene casas antiguas sin cuarto de baño o incluso gente que quiere ahorrar agua, gas o electricidad. El año pasado hubo 64 500 usuarios. El servicio ha crecido un 102% en un año: lo achacan a la crisis, a la ampliación de los horarios y al boca a boca.Cada día utilizan la Casa de Baños entre 200 y 250 personas, unas 6000 por mes.Hemos pasado dos jornadas en la Casa de Baños recogiendo historias: la de Pilar, una anciana que tiene la caldera estropeada, la de Luis, el joven sin hogar, la de Eugenio, que asegura tener un chalet en Toledo pero lleva años viniendo a los baños públicos, la de Tinito, muy conocido en el barrio madrileño de Lavapiés y que ha pasado 16 años en prisión, o la de Aaron, el empresario en su día acomodado y hoy en la ruina…El 30 por ciento de los usuarios son personas sin hogar y entre ellas hay muchos con problemas psiquiátricos o psicológicos. En la Casa de Baños una trabajadora social, Inmaculada, atiende sus necesidades. Este servicio del Ayuntamiento de Madrid está en conexión directa con el Samur para tramitar centros de acogida, traslados, documentación y emergencias sanitarias. Inmaculada asegura que en general es un servicio tranquilo, aunque a veces surge algún problema: personas que quieren utilizar los baños como lavandería, que se quedan dormidos en las duchas o que se encierran en ellas para consumir drogas. Hay cámaras en los pasillos y un vigilante 24 horas al día, aunque los baños cierran a las 18 30 de lunes a sábado y los domingos y festivos a las 15.Cada día utilizan la Casa de Baños entre 200 y 250 personas, unas 6000 por mes. Como nos explica Aaron aquí no se relacionan entre ellos: vienen, se duchan y se van. La mayoría prefiere pasar desapercibido, porque la mayoría tiene una historia difícil a sus espaldas. Algunos de ellos, nos han contado la suya.