Sería una manera de modificar el refranero popular para adaptarlo a una realidad, y es que (aunque pensemos lo contrario) para cada tipo de piel, es beneficioso un tipo de temperatura de agua.
Uno vuelve de verano, y además de tener que soportar los atascos, el jefe, la vuelta a la oficina, observa, aterrorizado , cómo se desvanece el codiciado moreno.
Hay una serie de hábitos que repetimos sistemáticamente en la ducha, son gestos casi automáticos que resulta son malos para nuestra piel, según los prestigiosos dermatólogos norteamericanos Heather Woolery -Lloyd y
La ducha fría está asociada a determinados momentos, normalmente asociados al exceso de euforia.
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En verano, la piel es el órgano de nuestro cuerpo más expuesto a la intemperie. El sol, el aire, la sal, el agua… pueden ser beneficiosos o perjudiciales según cómo se tomen.