Los asiáticos tienen algo que nos genera sorpresa, parecen tener gustos, aficiones rutinas que escapan a nuestros entendimiento latino-mediterráneos.
Uno ya no sabe qué esperar, el otro día en el Metro fui involuntaria espectadora de una micro obra de teatro, con vestuario y canciones.
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Sentados en el retrete, comiendo sobre el lavabo o el bidé y consumiendo platos con forma de cacas. No es broma, se trata de uno de los últimos restaurantes de moda en China.