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El cabello es crucial en la belleza de la mujer y la caída de pelo en las mujeres puede tener consecuencias psicológicas e incluso alterar nuestra calidad de vida.
En una encuesta realizada a 400 personas que debía ser representativa de un entorno urbano europeo medio, 47% de las mujeres y 30% de los hombres, consideraron los problemas del pelo como un tema de interés general. Sin embargo, hasta un 25% de las mujeres y 10% de los hombres no sabían dónde buscar ayuda o asistencia especializada. La conclusión final del estudio fue que aunque los problemas de pelo son extremadamente frecuentes en la población general, el 75% de los pacientes no acudiría a un dermatólogo.
Estos resultados coinciden con lo que veo en la consulta, pacientes que ya se han tomado algún complejo vitamínico y/o aplicado ampollas o lociones capilares, la mayoría de las veces por su cuenta o asesoradas por su peluquero, y en otras ocasiones por recomendación del médico general o el farmacéutico.
Las mujeres con problemas de caída de pelo suelen referir pérdida de volumen, cabello frágil y quebradizo, menos pelo para hacerse la cola de caballo… Las frases más comunes son «se me cae mucho el pelo», «veo miles de pelos en la ducha» o «mi pelo ya no es lo que era».
Sin embargo, pueden pasar meses o años hasta que acudan a un médico general y/o al dermatólogo. Otras veces han buscado vías alternativas como herbolarios, tratamientos homeopáticos o centros capilares. Lo que quiero transmitiros es que el dermatólogo es el especialista que mejor puede evaluar la caída de pelo, descartando enfermedades asociadas y proporcionado un tratamiento médico eficaz y científicamente probado. Por supuesto, que los cuidados cosméticos son importantes pero lo primero es averiguar dónde radica el problema.
El 90 % de los problemas de pelo en mujeres aparentemente sanas son el efluvio telógeno crónico y la alopecia androgénica difusa.
Para entender lo que es el efluvio telógeno debéis saber que el ciclo del pelo se compone de tres fases: anagen (o crecimiento), catagen (reposo) y telogen (caída) y que en condiciones normales se caen de 60 a 100 pelos al día.
En el efluvio telógeno se produce un aumento de pelos (o folículos pilosos) en fase telogen, manteniéndose la densidad del pelo pero reduciéndose el volumen de pelo (por ejemplo, para la cola de caballo). Por el contrario en la alopecia androgénica, sí que disminuye la densidad del pelo sobre todo en la zona de delante con tendencia a que «claree» el cuero cabelludo.