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Está comprobado que una ducha de agua bien fría es un método sano, barato y también bastante primitivo para mantenerse sano y en buena forma. Así es, el frío conserva y tonifica nuestros tejidos casi tanto como el ejercicio físico. Pero a mí, me cuesta y sólo algunos días me atrevo a hacer un poco de ducha escocesa, es decir, después de mi ducha de agua calentita y aceites de aromaterapia, acabar con chorros de agua fría en plan otefuki de contraste calor-frío. Es un buen plan para empezar el día y empaparse de todos los beneficios del agua en un spa a domicilio y que todos nos podemos permitir con un simple plato de ducha y un grifo de agua fría y caliente.

Una ducha de agua bien fría por la mañana hace que se contraigan las venas y facilita la circulación de la sangre. Y eso hace de golpe y porrazo que tengamos una piel más suave y luminosa, por el simple hecho de que llegará sangre con más oxígeno a cada uno de los poros de nuestra piel.

También tonifica nuestros músculos y reactiva la mente. Nos despeja y nos hace estar especialmente alerta… El agua fria en el último aclarado, estimula el cuero cabelludo y aumenta el brillo del cabello porque cierra hasta las escamas de la cutícula.

Aumenta el metabolismo y facilita el drenaje de toxinas, alivia la pesadez de piernas y la eliminación de deshechos corporales. Estimula la diuresis, disminuye el pulso y la respiración por lo que tiene un efecto relajante inmediato.