El termalismo es una tradición que viene de los romanos clásicos y, en los países del norte de Europa, incluso de más antiguo. Los beneficios de los tratamientos con agua son tradicionalmente conocidos, pero durante mucho tiempo han estado reservados a las clases altas, a los que podían permitírselo.

Ahora, sin embargo, se ha dado un resurgir de la balneoterapia; los spas, termas y balnearios proliferan en los destinos turísticos, y las localidades con fuentes de aguas termales se han visto revalorizadas. Más que una moda, se trata de una necesidad. En un estilo de vida frenético y sin espacio para dedicarse al cuidado de uno mismo, los balnearios y spas aparecen como oasis en los que curarse del estrés, de las alergias respiratorias y dermatológicas, de todo tipo de dolencias musculares, articulares, digestivas…

Sus beneficios son muchos, y ahora también se pueden trasladar a tu propia casa. Basta con instalar una columna de ducha con hidromasaje para disfrutar de todos estos beneficios sin tener que moverte de tu cuarto de baño. Un lujo que ya está al alcance de todos.