Tras la vuelta del verano, muchas familias se plantean dejar a alguno de us mayores en una residencia de ancianos. Hay ocasiones en las que la familia no se puede hacer cargo de la persona mayor ya que es dependiente y necesita cuidados constantes. En ese caso, las residencias de ancianos son la solución más inteligente. Hay una sensación generalizada de abandono errónea, se trata de centros especializados donde están perfectamente cuidados y a los que las familias tienen acceso.
A la hora de escoger un centro, claramente hay que mirar y comparar varios, pero hay que ser particularmente meticuloso. El centro debe de estar debidamente autorizado, hecho que se puede comprobar en el ayuntamiento o en la consejería correspondiente de la comunidad autónoma. Es importante que los horarios de visitas sean amplios y flexibles, así como fijarse en rutinas de la residencia, actividades que realizan, comida que ofrece y fijarse en el estado de otros residentes.
No debemos pasar por alto en ningún caso, la atención sanitaria de que se dispone, servicio médico a tiempo parcial o a tiempo completo durante todo el día, personal de enfermería, fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales. Estas deben adaptarse a las necesidades de la persona que va a ser ingresada.
Lo principal es que una vez que ingrese en la residencia, la familia y su cuidador habitual sigan visitándola y cuidándola en la residencia. Lo fundamental es preocuparse por estar con ella y conocer sus sentimientos y sus emociones, además de alimentar y mantener el deseo de seguir con su vida y su proyecto vital.