El término cuarto de baño es un concepto moderno, y su historia debe entenderse a través de la evolución de conceptos que se ubicaban en espacios diferentes hasta hace poco: las necesidades corporales y el ritual del baño, a los que se sumó, ya a finales del siglo XIX un nuevo hábito: el aseo de las manos como medida preventiva ante el contagio.
Las necesidades corporales han sido consideradas en la mayoría de las civilizaciones como indecorosas, privadas y a realizar lejos de la vivienda. El orinal, inventado en Grecia, con diversas adaptaciones según la época, fue no sólo el instrumento al uso en el siglo XIX sino un símbolo de estatus. Mientras, el baño tuvo diferentes connotaciones: religión y placer en Egipto; actividad social en Roma; prácticamente total olvido en la edad Media; higiene, religión y acto social en el Islám.
No fue hasta finales del siglo XVI que se empezó a vislumbrar un sustituto al orinal. En 1596 Sir John Harrington, ahijado de Isabel I, ideó un asiento con un desagüe subterráneo y deposito de agua. Por el simple proceso de sacar un tapón de la cisterna, el agua caía dentro del asiento y vaciaba su contenido. La invención de Sir Harrington no tuvo éxito, el invento, denominado Ajax no retenía los olores. Sin embargo, Sir Harrington había inventado el primer inodoro.