Grifería termostática para ahorrar agua y energía

1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (Ninguna valoración todavía)
Cargando...

grohe-grohtherm-3000-c-thermostatic-shower.jpg

En la mayoría de las casas es habitual dejar correr el agua en la ducha hasta que alcanza una temperatura óptima para el baño. Esta operación tan cotidiana supone derrochar un buen número de litros que se escapan por el desagüe, pero dejan huella en la factura. Los grifos termostáticos tratan de impedir que esto ocurra. Disponen de dos mandos que ajustan la temperatura y el caudal de agua como sistema de control.

Cada vez que el grifo del agua caliente se abre, pasan unos segundos hasta que se alcanza una temperatura agradable. La duración de este espacio de tiempo depende de diversos factores, como la presión o la demanda en la red de abastecimiento. Además, cuando la temperatura se regula con la mezcla de agua fría y caliente, es difícil dar con el punto óptimo de calor.

Con los grifos termostáticos se evitan prácticas como éstas. Lo habitual es que dispongan de un mando derecho para ajustar la temperatura y un mando izquierdo para regular el caudal. Ambos parámetros se fijan en apenas unos segundos -incluso con el grifo cerrado- y se mantienen constantes durante todo el tiempo que corre el agua. Con ellos no es necesario recurrir a un termómetro para conocer la temperatura, sino que basta con fijarse en el mando derecho.

Un estudio realizado por el Comité Scientifique et Technique des Industries Climatiques, recogido por la Fundación Ecología y Desarrollo, reconoce a la grifería termostática un ahorro de agua de hasta el 16% frente a los grifos monomando. La reducción del consumo eléctrico oscila entre un 7% y un 17%. Este ahorro es posible porque los grifos termostáticos incluyen un sistema de bloqueo para limitar la temperatura máxima. El tope de seguridad suele estar fijado en 38ºC para que el agua no salga demasiado caliente.

termo-1.jpg

Por otro lado, para evitar incómodas quemaduras por contacto, sobre todo en el caso de los niños pequeños, los grifos pueden estar sometidos a tratamientos aislantes o contener piezas fabricadas con sistema antiquemaduras. Se trata de modelos más seguros que, en ocasiones, incluyen también botones que limitan el caudal y colaboran en la reducción del consumo.